Una herramienta que llegó para quedarse
En los últimos tres años, la inteligencia artificial (IA) ha crecido a un ritmo acelerado, y su impacto en la educación ya es evidente. Esta transformación está llevando a los administradores escolares a enfrentarse a decisiones difíciles sobre cómo integrarla adecuadamente en las aulas.
En Louisville, varios padres consultados por Spectrum News expresaron tanto preocupación como esperanza frente al auge de la IA. Algunos mencionaron que herramientas como ChatGPT han provocado crisis de plagio en distintas escuelas del país, mientras otros visualizaron un futuro donde esta tecnología potencia el aprendizaje de sus hijos.
Alon Yamin, CEO de Copyleaks —empresa especializada en detectar contenido generado por IA—, subrayó que la IA no es una solución mágica, pero sí un recurso valioso. “No es el fin de la tecnología educativa, pero sí un instrumento que puede expandir y mejorar la forma en que los estudiantes aprenden”, señaló.
Yamin también enfatizó que los distritos escolares deben asumir que la IA ya forma parte del panorama educativo y que es crucial desarrollar herramientas para gestionarla de forma segura. “Tener métodos que permitan un uso responsable y fluido de estas tecnologías es clave, especialmente en la detección de contenido generado por IA”, añadió.
Percepciones divididas entre distritos
El distrito escolar JCPS evitó comentar sobre la postura de su nuevo superintendente, el Dr. Brian Yearwood, respecto al uso de IA en las escuelas. Sin embargo, otros distritos ya están adoptando esta tecnología de forma activa.
Según Yamin, el uso adecuado de la IA puede generar beneficios significativos tanto para estudiantes como para profesores. “Lo valioso de la IA es su capacidad para adaptarse al estudiante individual. Puede personalizar el contenido de manera que un docente, al frente de una clase con 30 o 40 alumnos, difícilmente lograría”, explicó.
La eliminación de celulares en las aulas marca un nuevo comienzo, pero la permanencia de la IA obliga a las autoridades educativas a repensar cómo impactará esta tecnología a todos los actores del entorno escolar.
Los estudiantes valoran la IA por encima de otras materias
Una reciente encuesta a 2.000 universitarios, realizada por Talker Research y encargada por Grammarly, reveló que el 50 % de los estudiantes considera que aprender a usar IA es la habilidad más importante que adquirirán durante sus estudios. Para ellos, esta tecnología tiene más peso que los cursos tradicionales.
El estudio muestra que los estudiantes ya viven en un mundo impulsado por IA. El 87 % la utiliza para tareas académicas y el 90 % para actividades cotidianas. En promedio, pasan unas 10 horas semanales interactuando con estas herramientas, repartidas entre actividades escolares y personales.
Además, el 62 % cree que dominar el uso responsable de la IA será esencial para su futuro profesional. Ya no se trata de simples pruebas con nuevas tecnologías, sino de una preparación concreta para un mercado laboral donde la alfabetización en IA será un factor clave para el éxito.
Políticas educativas desiguales
Aunque el 73 % de las instituciones educativas ya cuenta con políticas sobre el uso de IA, estas varían considerablemente. Un 30 % permite su uso para tareas específicas, un 31 % lo autoriza de forma general siempre que se cite la fuente, mientras que un 32 % aún prohíbe completamente el uso de IA.
Incluso en centros con reglas claras, la implementación es inconsistente. Aunque el 69 % de los estudiantes indica que sus profesores han hablado sobre el tema, solo un 11 % afirma que se les anima a usar la IA. Muchos alumnos sienten que están entre la espada y la pared: necesitan usar la tecnología, pero temen sanciones académicas.
La ansiedad es evidente: el 46 % teme ser castigado por utilizar IA, y un 10 % ya ha enfrentado consecuencias. Más preocupante aún, el 55 % afirma que está aprendiendo a utilizar la IA sin recibir orientación adecuada por parte de su institución.
Jenny Maxwell, jefa de educación en Grammarly, advirtió: “La IA ya no es un concepto teórico en la educación; es una parte central del aprendizaje y del desarrollo profesional. Esta falta de apoyo es una llamada de atención para que las instituciones brinden a los estudiantes las herramientas necesarias para sentirse seguros y preparados”.
Un recurso para aprender, no para hacer trampa
Contrario a lo que muchos creen, los estudiantes no están usando la IA para hacer trampa, sino como una ayuda en su proceso de aprendizaje. Las aplicaciones más comunes son generar ideas (49 %), corregir gramática y ortografía (42 %) y comprender temas complejos (41 %). También la emplean para aprender sobre finanzas y trámites fiscales (35 %), estructurar ideas (34 %) y crear materiales de estudio como tarjetas didácticas (24 %).
Fuera del ámbito académico, el 29 % recurre a la IA para resolver dudas que les da pena preguntar, el 25 % la usa para consejos personales, y una proporción similar para mejorar su currículum (25 %) y prepararse para entrevistas (22 %).
En resumen, la IA está moldeando una nueva generación de estudiantes: más autónomos, más preparados y más conectados con la tecnología. Las escuelas que sepan adaptarse podrán no solo acompañarlos, sino potenciar su crecimiento.